Desencuentro
de gigantes
En cada una
de aquellas dos islas vivía un gigante. Durante años y años, los dos gigantes
se habían estado lanzando con gran ahínco enormes rocas, como si fuesen
cacahuetes. Entre los dos, sin tener que hacer ningún esfuerzo sobrehumano,
formaron un impresionante camino de piedra que acabó uniendo las dos islas. Ahora
hacían y deshacían ese camino a diario y ya no tenía sentido seguir arrojándose
rocas; así que decidieron que cada uno por separado viajaría a otras islas a
buscar otros enemigos.
Una
nueva vida
El pequeño
vampiro odiaba la sangre. Siempre hacía un mohín despectivo cuando le ponían un
vaso en el desayuno. A él lo que le gustaba de verdad eran las aceitunas
deshuesadas y el salmón ahumado. Un día su padre le anunció la anhelada
noticia: a partir de entonces vivirían como humanos. ¡Ahora cambiaría todo!
Atrás quedarían los días en que vivían en un aburridísimo castillo deshabitado.
Al fin tendría una nueva vida. ¡Qué dichoso se sentía!
Zahorí
En tiempo de
sequía, todo el mundo anhela tener agua en sus campos. Muchas personas recurren
al asesoramiento de zahoríes, es decir, de individuos que afirman ser capaces
de descubrir lo que está oculto. Aunque poco de científico puede tener el uso
de un simple péndulo o una rama de olivo o sauce para saber si hay agua debajo
de la tierra, lo cierto es que, siempre, cuando venía al pueblo el sabio Matías
y decía: «Ahí hay agua», no hacía falta más que ahondar un poquito en la tierra
para encontrar el ansiado líquido.
Vacaciones
en Mahón
Todos los
años voy de vacaciones a la isla de Mahón. Allí nos reunimos un grupo de amigos
llegados de todas partes de la Península. Lo pasamos muy bien jugando en la
piscina y haciendo ahogadillas. Cuando nos entra el hambre, tomamos unos
aperitivos de pescado ahumado con pan fresco recién traído de la tahona.
Siempre lo sirven acompañado de una ensalada de zanahorias aliñadas con limón
que es muy refrescante.